Al comenzar la colonización de las Islas se inicia una etapa de carácter esencialmente destructivo de la vegetación natural. Sus causas se encuentran en la formación de núcleos de población que constituyen en demandantes de madera para la construcción, y de la leña para la producción de carbón y las calderas de refino de los ingenios de azúcar, la roturación de terrenos para cultivos ordinarios, y la explotación industrial de la pez o brea.

        El cultivo de la caña de azúcar trajo consigo la destrucción prácticamente total del bosque y matorral termófilos, de forma directa, y a su vez supuso un importante impacto para el fayal-brezal y la laurisilva, no sólo por la roturación para cultivo, sino porque su madera era el combustible para las calderas de refino de los ingenieros.

        Las dificultades para recuperar el bosque original hicieron que fuera el pino canario el elegido para emprender una repoblación capaz de volver a fijar suelo y recuperar lugares degradados.
        En este capítulo se muestran cuales fueron las bases científicas que justificaron la actuación y cual es la situación forestal del archipiélago canario, donde en ocasiones las condiciones climáticas o edáficas impiden realizar tareas de restauración vegetal.

    Canarias: monumento natural
El bosque protector

Pinar de Pinus canariensis. Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. La Palma

Paisaje volcánico. El Hierro.